Imperio
Bizantino
Índice
1. Origen
2. Territorios
3. Población
4. Nombre
5. Identidad
6. Reinado de Justiniano
7. Edad oscura
8. Renacimiento macedonio
9. Declive del imperio
10. Fin del imperio
Qué fue el Imperio Bizantino?
El Imperio Bizantino, también
conocido como el Imperio Romano de Oriente, fue una división del Imperio Romano
que subsistió durante la Edad Media y el Renacimiento, ubicada en las costas
orientales del mar Mediterráneo.
Puede definirse como un Estado
cristiano multiétnico, de importante influencia cultural, económica y política
en el mundo de la época, cuya existencia se debe a la caída y división del
Imperio Romano luego del reinado de Teodosio I, tras su muerte en el año 395.
Se distinguió del Imperio
Romano de Occidente, que no tardaría en desaparecer, a pesar de sostener
valores políticos y religiosos similares que le convirtieron en una barrera
contra el avance del Islam hacia Europa. La historia de Bizancio se interpreta
a menudo como símbolo del creciente abismo entre las culturas occidentales y
orientales de la civilización humana.
El Imperio Bizantino duró
desde el año 395 al 1261 d.C. y tuvo como capital a la antigua Bizancio,
bautizada primero Nueva Roma y luego Constantinopla, en honor al emperador
Constantino I. Hoy se la conoce como Estambul.
Características
del Imperio Bizantino
Origen
El origen del Imperio
Bizantino se ubica en la decisión del Emperador Diocleciano a finales del siglo
III de administrar el Sacro Imperio Romano de manera más eficiente a través de dos
partes, cada una gobernada por un emperador augusto, un vice-emperador y un
futuro heredero.
Este modelo permaneció vivo
hasta la muerte de Diocleciano y produjo luego un conjunto de guerras
intestinas a las que puso fin Constantino I, unificando ambas mitades del
Imperio y declarando a Bizancio como la nueva capital (“Nueva Roma” se llamó,
pero se la conoció popularmente como Constantinopolis, la ciudad de
Constantino). En esa época también se asumió el cristianismo como religión
oficial del Imperio.
Posteriormente, la muerte de
Teodosio I en 395 dividió de nuevo el Imperio, cuando sus dos hijos heredaron
cada uno una mitad: Flavio Honorio la mitad occidental, con capital en Roma; y
Arcadio la mitad oriental, con capital en Bizancio.
El imperio occidental
encontraría su fin en 476. El oriental se extendería por casi setecientos años
más.
Territorios
Inicialmente, los territorios
del Imperio Bizantino correspondían a los de Grecia, Egipto, Turquía, Rumanía,
los Balcanes, Libia, Egipto, Siria, Palestina y Mesopotamia, que eran las
provincias romanas orientales. Sin embargo, bajo el reinado del emperador
Justiniano I (527-565) el imperio alcanzaría sus máximas fronteras, haciéndose
también con Italia, el sur de España y todo el litoral del África mediterránea.
Sin embargo, estas fronteras
fueron cambiantes e inestables, y hacia la época de su caída en el siglo XIII,
bajo la invasión del Imperio Otomano, los territorios del Imperio Bizantino se
limitaban a Grecia y Turquía.
Población
La población del Imperio era
variada, y en su época de apogeo alcanzó los 34.000.000 de habitantes, con una
densidad promedio de 13,6 habitantes por kilómetro cuadrado. Se estima, no
obstante, que en los siglos sucesivos la población disminuyera (debido a las
guerras, pestes y la pérdida de territorio) a 18.000.000 (siglo XI) y 3.000.000
(siglo XIII).
Nombre
El término “Imperio Bizantino”
jamás fue utilizado por ningún ciudadano del mismo durante sus más de mil años
de existencia. Los habitantes del Imperio preferían llamarse a sí mismos
“romanos”, empleando para ello el término griego: romioi, equivalente a griegos
cristianos con ciudadanía romana.
Por lo tanto, el nombre del
Estado fue simplemente Imperio Romano (Basilea romanion), a pesar de ser
llamado Imperio Griego por el resto de las naciones occidentales, debido a su
preferencia por el idioma griego en lugar del latín.
El nombre “Imperio Bizantino”
se acuñaría en el siglo XVI por el estudioso alemán Hieronymus Wolf, y se haría
popular mucho después, en el siglo XVIII, gracias a los autores franceses como
Montesquieu.
Identidad
Los ciudadanos del Imperio
Bizantino se sintieron siempre mucho más griegos, y de hecho adoptaron la
tradición helénica y la lengua griega, sin que eso fuera en contra de su
sentirse romanos.
Hacia el siglo VII, de hecho,
una serie de reformas en ese sentido lo había distinguido bastante del Imperio
Romano occidental: el clásico título “augustus” latino fue sustituido por
“basileus” (rey, emperador) y la lengua administrativa del imperio pasó a ser
el griego oficialmente. Incluso se enorgullecían de sus ancestros helénicos, si
bien eran previos al cristianismo, la religión oficial del Imperio.
Este patriotismo, reflejado en
sus producciones artísticas y literarias, no impedía sin embargo que el
Bizancio fuera el centro de un Estado multiétnico, centro de múltiples rutas
comerciales que la hicieron capital del mundo de su época.
Reinado de Justiniano
El apogeo del Imperio
Bizantino ocurrió durante el reinado e Justiniano I, en el siglo VI. La
victoria frente a los persas en la frontera oriental del Imperio le permitió a
Bizancio emprender una campaña de recuperación de los territorios del antiguo
Imperio Romano de Occidente que ya había finalizado y se repartía entre
diversos reinos bárbaros. Así, el Imperio se adueñó de nuevo de las costas
mediterráneas del norte de África, de Italia y del sur de España.
Durante esta época se vivió un
esplendor cultural sin parangón, cuyo mejor ejemplo es el templo de Santa
Sofía, erigido en Bizancio como símbolo del renacimiento imperial. Sin embargo,
los esfuerzos bélicos tuvieron su costo y sumieron al Imperio en un siglo
venidero de crisis económica y de peste, fruto de la cual pereció un tercio de
la población de Constantinopla.
Edad oscura
Los siglos VI y VII constituyen
épocas de crisis para el Imperio Romano de Oriente, asediado en múltiples
fronteras por enemigos diversos: los persas retomaron su lucha en el este, los
búlgaros y eslavos hicieron lo propio en el norte, y el Islam conquistó en el
Medio Oriente los territorios más ricos del Imperio: Siria, Palestina y Egipto.
Los emperadores se sucedieron
en el trono sin lograr restablecer la fortaleza imperial, cediendo a las
conquistas bárbaras el Tíber y casi toda Italia, e incluso teniendo que
defender Constantinopla del asedio de los ávaros y los eslavos en 626.
Por si fuera poco, las guerras
intestinas desgarraron el imperio, como la revuelta de los iconoclastas entre
726 y 843, y una serie de transformaciones teológicas que darían como resultado
la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
Renacimiento macedonio
A este período siguió una
recuperación importante del Imperio, regido por una dinastía de reyes
macedónicos y caracterizada por el crecimiento de las discrepancias entre el
cristianismo oriental y occidental.
El punto más álgido de ello
fue la mutua excomunión del Papa Nicolás I y el Patriarca de Constantinopla
Focio, en lo que se conoce como el cisma de Focio y que permitió la separación
de las iglesias. La ruptura definitiva entre ambas se daría en 1054.
Declive del imperio
El declive del Imperio
Bizantino se da a manos de la feudalización de su sociedad, a través de
cesiones de tierra a la aristocracia, y la presión de dos nuevos y poderosos
enemigos: los reinos cristianos de Europa occidental y los turcos selyúcidas.
Durante esta época se dieron
la tercera y cuarta cruzadas, en el marco de las cuales ocurrió el asedio
cruzado a Constantinopla de 1204. El Imperio nunca lograría recuperarse de los
tres días de pillaje y devastación. Sus fuerzas mermarían para siempre.
Fin del imperio
El Imperio Bizantino dejó de
existir en el siglo XV, principalmente bajo asedio de las tropas turcas de
Osmán I. La ayuda de las potencias occidentales estuvo condicionada a la
reunificación de las iglesias católica y ortodoxa, condición que no aceptaron
los orientales. Por eso muchos observaron impasibles mientras los otomanos
marchaban sobre Constantinopla. La caída final fue en 1453 luego de dos meses
de sitio.
Fuente:
Enciclopedia de
Características (2017). "Imperio Bizantino". Recuperado de:
https://www.caracteristicas.co/imperio-bizantino/
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